Saturday, March 9, 2013

DÍA INTERNACIONAL DE LA “MUJER”



Por Giovani Zavala
Saturday, March 9, 2013 at 1:39am

En 1977 la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) proclamó el 8 de marzo como Día Internacional por los Derechos de la “Mujer” y la Paz Internacional. Aunque ya se venía celebrando desde 1911 en diferentes países, según algunas referencias bibliográficas.

Para mí (como hombre y  padre de dos niñas, hijo de una “mujer” maravillosa, nieto de dos mujeres, hermano de “mujeres”,, primo, sobrino, tío de “mujeres”, amigo de excelentes amigas, etc., etc.) es un día muy especial por muchas razones.

Cabe mencionar que no soy muy dado en celebrar cosas “banales” y/o “comerciales” (navidad, reyes magos, etc., etc.,) ni cosas sin contenido real, sino con significado profundo de la vida y del ser humano, pero este día si merece la pena celebrarlo, ya que sobran las razones para ello (al menos para mí, en particular).

Sé que es importante reconocer que la “mujer” ha sido obligada a ejercer determinados roles y tareas en la sociedad y que estos roles y tareas han sido impuestos por el patriarcado, por el modelo económico, social y religioso imperante en diferentes partes del mundo. La mayoría de los roles se basan en lo que dice un determinado libro “sagrado” de una determinada religión, y la “mujer” ha sido educada, programada de forma inducida y otras tantas veces de forma violenta por quienes han venido configurando la sociedad humana (en todas partes) desde la perspectiva patriarcal.

Todavía en estos días existen grandes atrocidades contra la “mujer” en su condición biológica de mujer (y en su condición de género, en los diversos géneros y roles de mujer.). En muchos países hay “mujeres” y niñas violadas,  “mujeres” y niñas prostituidas, “mujeres” y niñas explotadas, “mujeres” y niñas segregadas, “mujeres” sometidas al dictamen del marido, de la pareja o del patrón. Sigue existiendo el acoso sexual laboral para la obtención y preservación de un determinado puesto de trabajo, o para lograr un determinado aumento salarial. Diferencias de salarios entre ambos sexos por los mismos puestos y las mismas funciones, y largo etc. de injustas diferencias.

La religión en muchos puntos del planeta tiene un factor fundamental en todo esto, y es que los que lideran muchas de las principales religiones son hombres que han influido e influyen en  visualizar y configurar la sociedad desde la perspectiva de hombres**, y desde la perspectiva e interpretación de lo que sus libros sagrados les dicen que debe de ser la sociedad. Esto se da en el mundo judío, en el mundo musulmán y en el mundo cristiano; entre otras tantas culturas con creencias diversas. Pero aún sigue existiendo esa diferenciación, esa marginación, esa discriminación por razones de sexo; desfavorable hacia la “mujer”.

Es muy conocido que en la historia hay grandes mujeres que han roto todos los paradigmas existentes e impuestos por el patriarcado imperante. Sabemos de ejemplos como las de Rosa Parks, figura importante del movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos, en especial por haberse negado a ceder el asiento a un blanco. Rigoberta Menchú, miembro del grupo maya quiché, defensora de los derechos humanos; embajadora de buena voluntad de la UNESCO y ganadora del Premio Nobel de la Paz (1992) y el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional (1998), y muchas mujeres que no son de renombre, que no tienen premios internacionales, que no están en los libros de historia, que no salen en los medios de comunicación, y que no son reconocidas en su labor diaria.

Retomando todo lo anterior dicho, lo más importante que me hace celebrar este día, es que todo lo que concierne a la mujer lo he visto, vivido, y comprobado (aún lo veo, aún lo vivo, y aún lo sigo comprobando) en con cierta especial particularidad en una persona excesivamente maravillosa: Mi madre.

Mi madre, la mujer más importante de mi vida es el claro ejemplo de una mujer que en tal condición ha sabido batallar contra toda esa corriente patriarcal establecida. Todos nacemos ya en un sistema que ha sido predefinido por otros, y mi madre no es la excepción, ni la madre de las demás personas, ni cualquier otra mujer.

A mi madre le ha tocado batallar con tres hijos en el lomo y sacar una carrera universitaria contra viento y marea (el país en guerra, bloqueado comercial, financiera y económicamente por una potencia extranjera y con grandes dificultades políticas), un master, un diplomado, varios post grado, cursos de inglés, estudios en Cuba, México, Perú, y toda una vida de estudios y sacrificios académicos que se han traducido en una experiencia ardua y rica. Que se han  traducido en una excelente profesional con ética (raro en estos tiempos), con una moral alta y un valor incalculable. Pero más allá de lo académico y lo laboral mi madre es la mujer que ha luchado contra todo tipo de  batallas, las batallas de la vida. Se ha tenido que enfrentar no solo al sistema imperante del machismo en el hogar (desde niña hasta la adultez), no solo a las adversidades de criar a tres hijos, no solo a las dificultades de llevar el plato de comida a la mesa, de proporcionar salud, educación  y bienestar a sus hijos (para construirles un futuro mejor), sino dos batallas con el cáncer. Luchas duras, luchas tras luchas. En todas ha salido victoriosa, en todas ha salido lastimada, herida, golpeada, pero en todas ha ganado, en todas ha tenido que luchar con uñas y dientes, pero al final ha ganado. Le quedan batallas, le quedan luchas, pues ella misma dice que la vida es una lucha constante y que hay que vivir pensando que hay que estar preparados para cada batalla, para las batallas que se nos presentan en el día a día en el transcurrir de la vida.

Como ser humano y como mujer nunca ha vacilado en ayudar al prójimo, llevando a la máxima expresión las enseñanzas de todas las principales religiones del mundo: “Amarás a tu prójimo como a vos mismo”. Nunca ha negado el plato de comida a un necesitado, un vaso de agua a un sediento, dinero a vecinos en dificultades económicas; nunca ha vacilado en colaborar con la comunidad en actividades como alfabetizar a personas de todas las edades en zonas que nunca se pensaría que llegaría la educación (alfabetización en 1982 y las alfabetizaciones en la actualidad). Siempre su voluntad férrea y tenaz de ayudar al prójimo ha sido la luz que ha guiado su vida, aún con sus enemigos, aún con los que han criticado destructivamente, aún con los que le han atacado por envidia o cualquier otro motivo injustificable; siempre su actuar ha sido y sigue siendo la misma. Con sus 64 años sigue siendo cada vez mejor, cada vez un ejemplo a seguir por muchas mujeres y por muchos hombres; por muchos seres humanos. Quizás no tenga un premio nobel, quizás no tenga un galardón internacional, pero para mi es la mejor mujer del mundo.

Felicidades a mi madre en primer lugar y felicidades a todas esas mujeres que en su condición de mujer se esfuerzan por servir, por mejorar, por luchar por un mundo igualitario entre hombres y mujeres, por conseguir un mundo donde prime el ser humano en su condición y no existan diferencias de origen social o religioso entre ambos. Felicidades a todas esas mujeres luchadoras.

Y a las mujeres que no son "buenas" en la sociedad, que no luchan por sus derechos, ni por la verdadera igualdad entre hombres y mujeres, cojan el ejemplo de esas que si lo han hecho a través de la historia, y que aún lo siguen haciendo. Muchas felicidades.

Te amo madre mía, sos grande, la más grande del mundo.



*  Cuando menciono el término mujer y lo pongo entre comillas, es porque hago referencia al sexo en términos biológicos y no de género, ya que hay mujeres que no están en el estereotipo de mujer, sino que tienen un tipo de género distinto y sus roles en sus formas de vida son distintos a los establecidos por el patriarcado. De igual forma esas mujeres en su condición biológica también entran en el artículo y es por ello que hago está aclaración.

** Hombre heteropatriarcal.

1 comment:

  1. Me gusta mucho este articulo, "casualmente" coincide al rendir homenaje en este día, con la mujer más influyente en mi vida; mi madre.

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